Tradición, reconocimiento y agradecimiento

Nemesio Abogados y Asesores es una empresa familiar con más de 60 años de vida, en la que se han sucedido 3 generaciones de profesionales vinculados al mundo del Derecho.

El logo de la empresa así lo representa.

Una “N” conformada por tres líneas (que representan las tres generaciones), que unen las dos líneas verticales que significan pasado y futuro, y que conviven a pesar del trascurso de los años, representando tradición familiar, reconocimiento histórico y agradecimiento absoluto.

Una “N” protegida por un cuadrado que representa un hogar. Nemesio Abogados-Asesores fue, es y será una gran familia de la que formaron, forman y formarán parte no solo las más de cuarenta personas que allí trabajan a diario, unidas por lazos de entrañable amistad que en muchísimos casos van más allá del compañerismo profesional, sino también, las miles de personas que, debido a las relaciones profesionales mantenidas con el despacho, han formado y forma parte de ella.

Y nuestro reto es seguir creciendo, sin prisa pero sin pausa, no solo en la calidad y variedad de los servicios que prestamos a nuestros clientes, sino también y simultáneamente, en la calidez de las relaciones que mantenemos con ellos y en las que se dan entre quienes trabajamos en esta empresa.

Todo comenzó justo a mitad del siglo XX, cuando un joven Benito Nemesio Planells, hijo de una familia de agricultores de la huerta valenciana que había concluido en 1949 su licenciatura en Derecho, decidió ser abogado e inició, en 1950, una <<pasantía>> como tal en un despacho en la ciudad de Valencia, tras lo cual, diez años más tarde, emprendedor e inquieto, como él lo era, decidió unirse a otros 3 jóvenes profesionales (uno abogado, otro gestor administrativo y otro profesor mercantil), que habían puesto en marcha, unos pocos años antes, un despacho multiprofesional en Torrent, enfocado a atender las necesidades legales y administrativas de las personas que vivían y trabajan en esa zona.

En 1963, Benito Nemesio Planells se quedó solo al frente de este despacho en Torrent, ya que los profesionales a los que se había unido decidieron dedicarse plenamente a otras actividades empresariales, y así continuó hasta que a mediados de 1976, se incorporaron al despacho, sus 2 hijos gemelos, Francisco y Benito Nemesio Casabán, que habían acabado su licenciatura en Derecho y que habían decidido, con solo 21 años de edad, ser abogados como lo era él.

Será a finales de la década de los años 80 del pasado siglo XX, cuando comienzan a incorporarse al despacho, otros jóvenes abogados, pero también economistas y graduados sociales.
En 1991, tras la jubilación como abogado de Benito Nemesio Planells, su hijo Francisco que se había ido especializando como abogado en el campo del Derecho privado, asumió la dirección de una rama de actividad del despacho, que constituye la empresa NEMESIO ABOGADOS, y su hijo, Benito, que se había ido especializando en el campo del Derecho de empresa, asumió la dirección de la otra rama de actividad del despacho, la que constituye la empresa NEMESIO ASESORES Y CONSULTORES.

Ya avanzado el siglo XXI, se estrecharon los lazos de colaboración con dos empresas de Torrent, Gestoría Administrativa Morte y Torrent Infonegoçi, esta última, especializada en servicios informáticos, que se puso en marcha gracias al impulso decisivo del despacho Nemesio.

A principios del año 2021, se incorporaron al despacho 4 profesionales del despacho PEIRÓ tras un proceso de fusión, y meses más tarde, a mediados del año 2021, coincidiendo con la jubilación como abogado de Benito Nemesio Casabán, María Peiró Ibáñez y Benito Nemesio Tordera, abogados desde 2003, asumieron la dirección de NEMESIO ASESORES Y CONSULTORES.

Benito Nemesio Tordera, el hijo mayor de Benito Nemesio Casabán, tercera generación de la <<saga de los Nemesio Abogados>>, quien al elegir ser abogado, como lo habían hecho antes su abuelo, su padre y su tío, asumió un reto claro: Seguir con la tradición empresarial familiar, asumiendo la experiencia y conocimiento de sus antecesores (no solo la de su familia, sino la del resto de compañeros y compañeras que habían trabajado y continuaban trabajando allí), y seguir impulsando el crecimiento del despacho de forma que fuera mejor y más fuerte, en todos los sentidos.